
ROSQUILLOS DE CANENA (de la abuela y la tita Carmen)
INGREDIENTES
Por cada huevo:
Zumo de media naranja
Ralladura de limón
1 cucharadita de canela molida
1 sobre de gaseosa
4 cucharadas hondas de aceite desahumado con cáscara de limón (enfriado)
1 pizca de sal
2 cucharadas de leche
3 cucharadas de azúcar con colmo.
Harina (la que admita sin que la masa se ponga dura)
ELABORACIÓN
Batir todos los ingredientes y añadir la harina progresivamente hasta que tome un poco de consistencia pero siga blanda la masa.
Engrasarse las manos con lo que haya sobrado del aceite desahumado.
Hacer unos roscos finos (luego crecen y si son muy gruesos no se esponjan bien ni se cuecen del todo por el centro)
Escurrir en papel absorbente
En caliente: pasarlos por azúcar.

2º RECETA DE ROSQUILLAS
Esta otra receta es similar y también sale bastante buena. Es de una compañera de trabajo de mi madre, de cuando yo aún era colegiala, así que también forma parte de la cultura "vintage". Algo menos esponjosos que los de mi abuela, para el que le gusten las rosquillas un poco más crujientes. Es cuestión de probarlas para elegir entre ambas.
INGREDIENTES
1 huevo
Aprox 3/4 kg harina
Zumo de un limón y ralladura de medio
1 cucharadita de canela molida
1 cucharadita de bicarbonato
8 cucharadas hondas de aceite desahumado con cáscara de limón (enfriado)
1 pizca de sal
1 taza de leche
8 cucharadas de azúcar con colmo.
ELABORACIÓN
Batir el huevo en una fuente honda. Añadir las 8 cucharadas de aceite y luego el azúcar y la leche. Se echa el limón y la ralladura, la canela, el bicarbonato y la sal.
Se va añadiendo la harina progresivamente según se remueve la mezcla, que se vaya incorporando bien hasta que no se pueda mover con la cuchara. Se amasa entonces con las manos hasta que tome consistencia, aunque no demasiada. La masa no debe quedarse dura. Es mejor tener que ponerse un poco de aceite desahumado en las manos para evitar que se pegue a los dedos y evitar que se queden secos y harinosos.
Hacer unos rosquillos finos (luego se hinchan al freírlos)
Freír en abundante aceite de oliva bien caliente. Sacar a papel absorbente.
Antes de que se enfríen, pasarlos por un plato con azúcar.
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